Susi Korihana no sabe quién es Ofelia
Carme Riera
Claudia Andujar
La joven Susi Korihana thëri en un arroyo
Película infrarroja, Catrimani, Roraima, 1972-1974
© Claudia Andujar
Susi Korihana no sabe quién es Ofelia, ni quién es Shakespeare, ni ha visto nunca un cuadro de los prerrafaelitas en la Tate Gallery de Londres, una ciudad cuyo nombre no le dice nada y de la que jamás ha oído hablar.
John Everett Millais pintó el cuadro más famoso de Ofelia. Ofelia codiciada por las aguas del río. O tal vez pintó a Susi Korihana sin saberlo. Sin saber que muchos años después, más de cien, en el río que pasa cerca del poblado de Susi, en la zona brasileña de Roraima, cuenca del Catrimani, en la Amazonía, otra vez las aguas, ahora mucho más azules, de un azul intenso y abrumador, envolverían el cuerpo de Ofelia.
¿Susi es Ofelia? Esta adolescente se deja llevar por las aguas del río con los ojos cerrados, aunque, afortunadamente, –nos lo asegura Claudia Andujar, la fotógrafa que la retrata– no está muerta, como Ofelia, a quien Millais nos muestra, por el contrario, con los ojos abiertos.
La Ofelia de Shakespeare, la de Millais, se suicida porque enloquece a causa de las tragedias familiares –Hamlet mata a su padre– y de sus desgraciados amores con Hamlet. Ofelia puede permitirse el suicidio. Susi no.
Susi tiene que continuar luchando junto a los suyos. Tiene que crecer, hacerse mujer y reivindicar su amenazado territorio, tiene que seguir defendiendo la forma de vida de los yanomami, que impresionaron a Claudia Andujar tanto como para convivir con ellos.
Por eso los yanomami, desafiando el horror a que su imagen sea fotografiada, reproducida y divulgada, porque, según sus creencias ancestrales, si tras su muerte, queda en la tierra algún resto de su imagen, su espíritu no podrá llegar a tocar el cielo, aceptan que Andujar los exponga a nuestra mirada.
Sólo así, conociéndolos y respetándolos, podremos ayudar en la batalla a favor de los derechos de los yanomami.