Richard Learoyd: la imagen total
Sandra S. Phillips
Richard Learoyd
Jasmijn towards the Light / Jasmijn hacia la luz, 2008
Pier 24 Photography, San Francisco
Incluso al margen de sus dimensiones —de tamaño natural o incluso un poco más grandes, hechas así con la clara intención de cuestionar la autoridad de la pintura—, estas fotografías superan la refinada familiaridad, incluso la seguridad que aporta la pintura, y crean una experiencia visual más elemental, incluso ritual. La forma en que están hechas tiene mucho que ver con su fuerza y con la inquietante proximidad que sentimos al enfrentarnos a ellas, como un tejido conectivo emocional.
[…] Estas fotografías son únicas: no pueden reproducirse como las fotografías clásicas o antiguas, puesto que no existe el negativo. La imagen del sujeto queda expuesta, positiva y a tamaño natural, directamente sobre el papel fotográfico. Para Learoyd esto no era algo programado, sino que fue la tecnología la que lo condujo hasta aquí. Una vez elegido el modelo y decidida la pose con precisión, Learoyd se introduce físicamente en la propia cámara, una especie de máquina móvil, para enfocar y ajustar la imagen mientras ordena al sujeto que no se mueva. Tras estos ajustes finales de la cámara y la lente, coloca una lámina de papel fotográfico, con un flash que ilumina al sujeto durante unos segundos —en los cuales este tiene que permanecer muy quieto y no puede sonreír— y la exposición queda hecha, el papel fotográfico es retirado entonces inmediatamente y revelado. Todo el proceso dura unos veinte minutos.
[…] Su temprano interés por el movimiento, surgido del encargo sobre la danza, evolucionó hacia una investigación de la quietud, el movimiento detenido durante unos breves instantes delante de la cámara, la modelo conteniendo la respiración, a menudo con los brazos apretados alrededor del cuerpo para evitar moverse. Este estado de alerta palpable hacia el modelo confiere a las imágenes una presencia psicológica que muy pocas otras fotografías comparten, a excepción quizá de los daguerrotipos del siglo XIX, cuyos modelos se esforzaban igualmente por mantener la postura.
Learoyd se ha nutrido de las claves que le han ido aportando otros artistas, como el impecable trabajo del pintor de retratos Jean-Auguste-Dominique Ingres o los retratos psicológicos de Edgar Degas.
[…] A Learoyd le interesa lo que la fotografía puede ser, lo que puede revelar, cómo ve. Utiliza ópticas modernas y sofisticadas capaces de captar cada pestaña y cada poro. Gracias a su tamaño y a su intensidad, las fotografías convencen al espectador para que siga mirando. Existe placer en la contemplación del conjunto, pero también en el examen de los detalles más pequeños: la maravillosa luz, la insoportable y mágica realidad que evocan las imágenes, la especial cualidad translúcida de la piel, las brillantes pupilas con mirada interior, como si el modelo hubiese sido sorprendido perdido en sus pensamientos, aunque mire hacia fuera. Para entender estas fotografías hay que verlas al natural […]