Libertad, Igualdad, Fraternidad
Claudia Kalász
Autoría desconocida
Retrato de tres hombres, ca. 1850-1855
Daguerrotipo, 1/4 de placa
CRDI. Colección Ángel Fuentes de Cía
La triple mirada de los tres caballeros desconocidos, retenida en el espejo de la placa pulida de un daguerrotipo fotografiado hacia 1850, me interpela. Traspaso la distancia de los siglos y entro en su mundo. Están en la flor de su vida; han alcanzado la madurez sin perder aún la vitalidad y frescura de la juventud. De edad similar, parecen ser amigos, unidos por un vínculo distinto al familiar. Visten el atuendo sobriamente elegante de la burguesía intelectual e industrial: chaqueta negra con solapa ancha, chaleco abotonado, camisa blanca de cuello alto y corbata de lazo. El corte de pelo natural y las barbas sin bigote, que dejan las caras despejadas, también corresponden a la moda de la época. La determinación de sus gestos y rostros, estupendamente individualizados, sugieren una meta importante. Son auténticos hijos del siglo de la Revolución Industrial, sacudido por las luchas entre el Antiguo Régimen, el liberalismo de las «clases ciudadanas» y las reivindicaciones sociales de la clase obrera.
La fotógrafa Gisèle Freund recuerda que, dado el nivel técnico de las cámaras de entonces, «el éxito del retrato aún dependía en gran parte del esfuerzo del propio modelo». A mitad del siglo XIX, el tiempo de exposición se había reducido de treinta minutos a uno. Sin embargo, podemos comprobar todavía, que la pose prolongada produce «rostros que miran, que casi hablan, con una viveza impresionante». El retratista contribuye a esa expresividad prescindiendo de fondos y accesorios superfluos. Apuesta por una composición rigurosa como Carjat o Nadar, que en París, en la misma década, aplicaron su conocimiento del retrato pintado a la fotografía. Entre muchas caras célebres, nos legaron el rostro desafiante de Baudelaire, la sonrisa benevolente de Kropotkin o el encanto juvenil de Sarah Bernhardt. Nuestro fotógrafo anónimo está a su altura. La toma frontal de medio cuerpo y la colocación en pie de la figura central entre los dos hombres sentados, apoyando su brazo derecho en postura de pensador sobre el hombro del otro y tocando con el brazo izquierdo la espalda del tercero, crean la unidad estable de un triángulo equilátero, emblema cargado de significado espiritual. Múltiples símbolos triádicos se hallan en todas las mitologías y religiones. La filosofía y la ciencia recurren así mismo a figuras triádicas.
En el siglo XIX se impone la asociación con los conceptos ternarios de la Masonería, refugio de librepensadores de toda índole. En su simbología, el número 3 representa la concordia, la conciliación y la paz. Tres son sus divisas, heredadas de la Revolución francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Un sueño conservado en un estuche hermético.