La niña blanca
Carmela García
Carlos Pérez Siquier
La Chanca, Almería, 1957
© Carlos Pérez Siquier
Tiene esta imagen una belleza cruda que perturba por la marginalidad y la miseria que no oculta, el espacio liminal nos muestra la figura recortada entre la oscuridad cerrada del interior y la luz sobrecogedora y encalada del afuera donde está apoyada una niña vestida con una enagua raída, su expresión nos devuelve la mirada de una vejez prematura, el ángulo recto de su brazo izquierdo apoyado en el quicio de la puerta, el pudor de agarrarse la faldita con la mano derecha, un pie con alpargata adelantado y el otro todavía dentro de la oscura estancia, recién peinada y con su cara bañada a medias por el sol, nos invita a mirarla, a ser vista. Pérez Siquier supo captar el cuadro con maestría a una distancia del sujeto que nos obliga casi a pasar de largo como si hubiésemos sido sorprendidos por una aparición que no nos pertenece pero que no podemos dejar de mirar.
Un hito en la carrera de Pérez Siquier fue el proyecto que hizo sobre La Chanca, un suburbio pesquero de Almería, antiguo arrabal musulmán en el que, durante un extenso periodo de tiempo, 1956-1965, el fotógrafo fue seducido por la dignidad de los pobres. Una serie de fotos enmarcadas en una arquitectura de chozas y cuevas de cualidades escultóricas y luces cegadoras, de duros blancos y negros, un espacio poético, abrumador por su belleza y desolador por su pobreza material en la España gris de esos años.
La Chanca, sobre el que Juan Goytisolo también escribió una novela homónima en 1962 en la que nos advierte: «en el interior de las cuevas entreveo figuras deformes de viejos, mujeres, criaturas. La locura, la tuberculosis se ceban en ellos y tengo la impresión de que se ocultan a nuestro paso».
En ambos casos asistimos a trabajos que son duras denuncias de una situación de esclavitud, pobreza y explotación. Eso intuimos en el rostro de la niña que con sus ojos entornados al sol podrían ser, o al menos a mí me lo parece, de la misma materia dolorosa que las fotos que Diane Arbus tomaba en los parques, en los manicomios o en las calles «una fotografía es un secreto sobre un secreto» decía, este retrato de Pérez Siquier da cuenta de ello.
Creador junto con José María Artero del mítico grupo AFAL (1956-1963) y su revista a través de la cual canalizaron toda la fotografía de vanguardia de la época en España, Ramón Masats, Ricard Terré, Gabriel Cualladó, Oriol Maspons, entre otros. Fue un colectivo heterogéneo pero unido por planteamientos sociales y humanistas como forma de expresión.
Así pués, Pérez Siquier fue un fotógrafo comprometido, humanista y neorrealista que nos convoca en todo su proyecto sobre La Chanca a un viaje respetuoso y asombrado, en la estela de la histórica exposición The Family of Man, que en 1955 documentó las duras condiciones de la época de posguerra mostrando cómo los valores y principios unen a todos los seres humanos por igual, una exposición comisariada por Edward Steichen con obra de 270 fotógrafos, que se expuso inicialmente en el MoMA de Nueva York antes de recorrer el mundo entero. El mismo Steichen invitó más tarde, en en 1959, a algunos fotógrafos de AFAL a participar en la exposición Masterworks of Photography from the Beggining the Present, otra gran exposición colectiva del MOMA que supuso un espaldarazo a estos magníficos fotógrafos.