Lo que no se ve, lo que no se sabe

Este espacio que vemos en la fotografía, ya no existe. Me refiero a que, aunque el edificio no haya sido destruido, el espacio de trabajo y de lectura ya no existe. Tampoco existe el Archivo Mas, al menos en ese lugar. En la fotografía vemos un gran ventanal, que hacía realmente las delicias del archivo porque casi podías tocar las gárgolas de la catedral, los pequeños monstruos que te contemplaban perplejos de que hubieras alcanzado sus cimas. La verdad es que no era fácil llegar hasta allí. Había que subir primero muchas y muchas escaleras. («Esta era el estudio de mi tío» [Alexandre de Riquer], me decía Martín de Riquer un día, mientras íbamos subiendo las escaleras de la casa, naturalmente sin ascensor). Pero el esfuerzo se veía recompensado, no solo por la vista de las gárgolas de la catedral, sino porque una vez allí podías ver (y adquirir) un material fotográfico inexistente en otro lugar, a no ser en el otro Instituto, su gemelo, que, dejando el barrio gótico, encontrabas en pleno ambiente modernista, subiendo también, pero esta vez por las calles, hacia el norte, desde la catedral hasta la casa Batlló y junto a ella, el destino final: el Instituto Amatller de Puig i Cadafalch. Pero este espacio, el que vemos en esta fotografía, ya no existe en Barcelona y es una gran pena, porque, además de muchas otras cosas, ya no podemos ver de frente a las gárgolas, ni siquiera después de subir los siete pisos del edificio. Miro la fotografía y siento una gran nostalgia, aunque yo trabajara en aquellos años sobre todo en el Instituto Amatller y no en el Archivo Más, solo ocasionalmente visitado. Me pregunto ahora desde dónde se podrán ver las gárgolas de cerca … aunque en realidad, la pregunta que más me urge es ¿quién debía ser ese señor mayor del fondo, el único que mira a la cámara del fotógrafo, y que está sentado en la última mesa del Archivo?*