Un objeto intranscendente

​Un objeto tan intranscendente, como un guante que no calza, no interesa a nadie: como no interesan a nadie los objetos minúsculos, utilitarios y desechados que Ilse Bing fue fotografiando a lo largo de su vida: naturalezas muertas intranscendentes y nada heroicas que la artista alemana convirtió en preguntas con infinitas posibles respuestas.

En el caso de que queramos dejar volar la imaginación… ¿Quién era la honorable Daisy Fellowes? ¿Aún existen guantes hechos por la Casa Dent de Londres? ¿De qué color serían los de la fotografía? ¿Se habrían usado en alguna ocasión? Todas estas dudas no nos costaría mucho resolverlas puesto que cualquier información actualmente está al alcance de nuestra mano.

Pero… ¿Y si quiero inventarme una historia? ¿Una historia familiar? Por qué hace muchos años que tengo encerrados en un cajón unos guantes exactamente iguales que estos que fueron fotografiados en 1933. ¿Serían los de Mrs. Fellowes del mismo color que los que rescaté de casa de mi abuela envueltos en un papel maltrecho y amarillento de las Mantequerías Leonesas de Madrid?

De la Casa Dent de Londres a las Mantequerías Leonesas de Madrid.

Imaginarse la historia de los guantes de Daisy Fellowes, directora de la delegación francesa de Harper’s Bazaar, no es muy difícil: una prenda de diario que la elegante y perversa aristócrata dejó a su protegida de la misma manera que también le dejó su sombrero para convertirlos en unos objetos fetiche, arquetípicos, pero, ante todo, a la moda.

Pero… ¿Y quién le regalo los guantes gris topo, de un cuero suave y aterciopelado con ribetes negros y hechos a mano a Elisa Nogués? ¿Por qué no se los puso nunca? ¿Por qué quedaron abandonados en un cajón? ¿De dónde salió ese papel en el que ha quedado impregnado el olor de los años?

Los guantes de Daisy; los guantes de Elisa. Unos inmortalizados, otros olvidados. ¿Cuál de los dos conserva su aura original?

Fotografía de la autora, Àurea Perelló.