En Casa Caridad encontré la seguridad que había perdido

El objetivo de este lugar de acogida es que no haya personas que vivan excluidas

Mochila al hombro caminé hasta llegar a Casa Caridad. Era mi primer día y no sabía que iba ser de mí, tan solo sabía que mi vida iba a cambiar a partir de ese momento. Me dirigí hacia la habitación del albergue que me habían asignado, me duché y ordené todas mis cosas antes de salir e inspeccionar el que durante un tiempo iba a ser mi hogar.

Me adapté más rápido de lo esperado. Todos los días la radio sonaba a las 7 de la mañana, nos arreglábamos y bajábamos a desayunar. Después nos sumergíamos en algún taller, fuera cual fuera, pero a mí el día que más me gustaba era el jueves; ese día nos actualizábamos, leíamos todos los periódicos y debatíamos sobre las noticias. Aunque, los talleres de empleo y de vivienda probablemente fueran los más útiles. Allí nos aconsejaban y ayudaban a buscar una nueva casa y un empleo.

A la una comíamos y a las ocho y media cenábamos. Y entre horas, practicaba la obra de teatro que estábamos preparando. Hasta que llegaban las diez; a partir de esa hora nos íbamos todos a la cama. Allí el sosiego invadía cada cuarto. Así, día tras día, encontré en Casa Caridad la seguridad que había perdido

Ascensión

Voluntaria en Casa Caridad

Esta es la historia de Ascensión, quién llegó a Casa Caridad en una situación muy dura de su vida en 2015, y donde ahora, tras recuperar una vida “normal” ejerce como voluntaria.

Casa Caridad es un lugar de recuperación, un sitio en el que personas que han perdido la esperanza consiguen recuperarla. Se trata de una institución sin ánimo de lucro en la que personas en riesgo de exclusión social >encuentran acogida y reciben comida y alojamiento. Además hay tres escuelas infantiles y, a través de un servicio personalizado diseñado por trabajadores sociales, se dota a los usuarios de mecanismos y habilidades que hagan más fácil su integración en la sociedad, como por ejemplo ayudarles en la búsqueda de empleo o vivienda. Casa Caridad cubre las necesidades básicas de muchas personas gracias a la solidaridad de voluntarios y donantes anónimos, que se comprometen y ayudan cada día. En Casa Caridad se encuentra el sosiego y la fuerza para volver a empezar. Como pudo hacer Asunción. Y como han hecho muchas otras personas en sus 112 años de historia.