Nuestras Historias

Meriendas, apoyo escolar personalizado, educación en valores, talleres, orientación familiar, hábitos de vida saludable, atención a las necesidades básicas de las familias más necesitadas, apoyo a niños expulsados de centros escolares… Esto es lo que encuentran los niños y las familias que llegan a Altamar. Pero lo más importante es el amor que reciben.

El proyecto “La llave poderosa de mi mirada abre nuevos horizontes” de A.P.A.N.I.D. ha conseguido su objetivo: adquirir un comunicador visual controlado con la mirada. El uso de una tecnología de la comunicación como el reconocimiento óptico puede ayudar a niños con necesidades especiales a fomentar su independencia y aprendizaje. Pero no solo, a través de la mirada muchas familias van a poder cumplir su sueño de comunicarse por primera vez con sus hijos.

Hay ocasiones en las que la soledad se hace muy grande, y eso puede afectar a nuestra salud, tanto física como mental. Puede ocurrir a cualquier edad, pero en las personas mayores tiene efectos devastadores: ansiedad, depresión… La ONG Grandes Amigos siembra relaciones afectivas para que los mayores puedan envejecer con dignidad, acompañados, comprendidos, rodeados de amigos.

En la Fundación Ana Carolina Díez Mahou se atiende a más de 200 niños con edades comprendidas entre los 0 y 18 años que, como Paulita, Adrián, Sergio y Adri, sufren enfermedades mitocondriales y neuromusculares, entre otras enfermedades raras. Gracias a los tratamientos y terapias que componen el Programa Primera Estrella se van dado pequeños pasos para fomentar su autonomía y mejorar su calidad de vida.

Rescatar a personas de la pobreza y la exclusión social y reincorporarlas a una vida normalizada. Eso es lo que hace la asociación Mundo Justo. Puede tratarse de madres en situación precaria o de personas con drogodependencias, para la asociación no hay excepciones. Cualquier persona en situación social de vulnerabilidad, encontrará en Mundo Justo un apoyo para salir adelante.

En ADEMPA se ofrece una atención personalizada para cada niño. Psicólogos, estimuladores, logopedas, maestros de audición y lenguaje, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales trabajan para conseguir que todos los niños se desarrollen al máximo de sus capacidades.

Comida, alojamiento, talleres, educación y apoyo en la búsqueda de casa y trabajo, eso es lo que ofrece Casa Caridad. Sus puertas están abiertas 24 horas, los 365 días al año para todas aquellas personas que necesiten ayuda y cobijo. Asunción fue una de ellas.

“Vuestra aportación nos hace ver que el mundo, pese a todo, puede ser más hermoso y más justo”. Y ese mundo mejor pasa porque las personas con discapacidad puedan desarrollarse al máximo, sentirse integrados y que ellos y sus familias se sientan apoyados.

Si hay personas con discapacidad que no pueden desplazarse para recibir el tratamiento que necesitan, tendremos que acercar el tratamiento hasta su casa. Esta es la razón de ser de la Unidad Móvil que gracias a Sé Solidario se puso en marcha en el campo de refugiados de Za’atari, en Jordania.

La amiopatía es una de las llamadas enfermedades raras. Se manifiesta en la infancia y, actualmente, no tiene cura. Desde La Fundación Andrés Marcio trabajan para mejorar la calidad de vida de los niños que la sufren, conseguir la sensibilización de la sociedad y promover la investigación sobre su cura.

La crisis ha dejado a muchas familias en una situación de vulnerabilidad. Tengo Hogar interviene para ayudarles y acompañarles hasta que su situación mejore, facilitándoles comida, ropa y apoyo ante todos problemas como la búsqueda de empleo, el acceso a una vivienda, o algo tan sencillo como poder comprar comida.

Desde hace 30 años esta asociación ayuda a familias de Orcasitas que se encuentran en apuros a sobrevivir. 2.000 personas pasan cada mes por su sede buscando ayuda, comida y ropa. Desde Sé Solidario, y gracias a la colaboración de todos, hemos aportado alimentos y productos de higiene y lo más importante, hacerles visibles a nuestra sociedad.

En Fundación Aladina quieren conseguir que los niños y adolescentes enfermos de cáncer nunca pierdan la sonrisa, y, para conseguirlo, ofrecen atención psicológica para ellos y para sus familiares y ayudan a adaptar las instalaciones hospitalarias para mejorar su confort. Gracias a sus voluntarios, Fundación Aladina lleva a los hospitales compañía, diversión y, también, consuelo.