Sentir como un voluntario
Te presentamos el decálogo del buen voluntario
La labor de los voluntarios se basa en la entrega, la solidaridad y la generosidad. Pero ser voluntario es mucho más, es un compromiso con uno mismo y con los demás. Los voluntarios crecen con cada una de sus acciones, comparten ideales y anteponen los intereses de los demás a los propios. Ser voluntario es una actitud vital. Conoce los principios que rigen las acciones de nuestros voluntarios.
Ser uno mismo. Para poder ayudar a los demás es importante confiar en uno mismo, tener el convencimiento de que es posible lograrlo. Ser voluntario conecta con todo lo que somos, con nuestros principios y nuestros ideales.
Compromiso y esfuerzo. Nuestros voluntarios ponen todo su esfuerzo en ayudar a las personas más vulnerables de nuestra sociedad.
Trabajar en equipo. Para que una acción sea efectiva los voluntarios trabajan de manera coordinada, no sólo en la repartición de tareas sino también acordando la manera de actuar ante determinadas situaciones.
Generosidad. Anteponen su voluntad a la de las personas a las que están ayudando. El voluntario es generoso y pone por delante las necesidades de los demás. Ser voluntario implica sacrificio, pero conlleva grandes satisfacciones.
Ser realista. Es importante que un voluntario conozca sus límites, sus tiempos y sus expectativas. Antes de comprometerse a alcanzar unos determinados resultados es importante definir bien qué se quiere y se puede hacer.
Actuar solidariamente, sin esperar ninguna contraprestación material o económica. La mayor recompensa para un voluntario es saber que con su ayuda hay personas que van a mejorar su calidad de vida.
Respetar a los demás. Para un voluntario la igualdad y la justicia son la base de sus acciones. No importa el origen, ni el estrato social; para un voluntario, todos somos iguales.
Una total y desinteresada entrega para ayudar a quién más lo necesita. Un voluntario dedica a los demás su tiempo y su esfuerzo. Su generosidad no pone límites a su entrega.
Innovación. Sugerir mejoras y nuevas iniciativas, o proponer nuevas formas de actuar, forma parte de la labor de nuestros voluntarios. Innovar puede ayudar a llegar más lejos.
Ser responsable con uno mismo, con tus compañeros voluntarios, con los beneficiarios de la acción voluntaria, con la entidad social que atiende a esos beneficiarios y con la que colaboran y, en el caso concreto del voluntariado corporativo, ser responsable con la empresa, que aporta también su granito de arena.