Agnes, Julio 2013 (4)

Técnica

Gelatina de plata sobre papel fotográfico (contact print)

Medidas

Medida mancha: 157,5 × 121,6 cm (62 × 47 7/8 in.)

Inventario

FM002413

Objeto / Documento

1/3 edición de 3 + 1 prueba de artista

Materia / Soporte

Enmarcada

Descripción

La obra de Richard Learoyd hunde sus raíces en el pasado, en el propio origen de la fotografía, pues obtiene sus imágenes mediante una cámara oscura construida por él mismo. El proceso de toma de estas imágenes tiene un resultado que se asemeja a la fotografía pero cuyo verdadero origen se adentra en los experimentos de la óptica y en su desarrollo como instrumento auxiliar del dibujo en siglos pasados.

Los retratos de Learoyd, al estar hechos con este proceso, dan lugar a una fotografía de tamaño natural. Esto impone la presencia directa del retratado y nos permite enfrentarnos a él con una cercanía inusual. Al estar tomada de esta manera, la fotografía resultante carece de grano y se aleja de las imágenes fotográficas habituales. Se necesita un tiempo largo de exposición, y el resultado es ese sorprendente sentido de equilibrio, serenidad y belleza que desprenden en general todas sus fotografías, y estos dos retratos de Agnes, una de sus modelos más recurrentes, con mucha más intensidad.

Su cámara oscura es una habitación construida que hace las veces de cámara fotográfica. Esta habitación tiene un pequeño agujero, en el que coloca una lente para obtener mayor definición; por esta pasa la imagen exterior invertida, que se proyecta en la pared interior de la habitación, donde Learoyd dispone una hoja positiva de papel Ilfachrome. El resultado se obtiene mediante los disparos sucesivos de luces estroboscópicas, como flashes, que van fijando la imagen sobre el papel.

No hay paso que no sea imprescindible para obtener una fotografía, pero tampoco hay posibilidad de artimañas: Learoyd no puede hacer edición alguna de esa imagen, ni cortar, ni aumentar, ni retocar… Sus imágenes son únicas gracias a este proceso, que tiene que ver con la física y con la óptica, pero que no sería nada sin la creatividad y sensibilidad del artista, que es quien consigue imágenes capaces de fascinarnos, de crear una sensación de asombro y extraño realismo, imágenes capaces de definir de una manera nueva la ilusión fotográfica.

La pareja de retratos de Agnes nos hacen mirar una y otra vez estas fotografías por el puro placer que se desprende de una obra de arte. Son equilibradas, sencillas pero elocuentes, y transmiten la belleza magnética que emana de la retratada, pero que refleja la sutil inteligencia del artista que consigue, con ayuda de la modelo, esa atmósfera cargada de memoria, de sensaciones, de poesía que invita al recogimiento y al silencio.