Junge Palme [Joven palmera]

Técnica

Acuarela y grafito sobre papel

Medidas

Mancha: 32 x 24,5 cm (12 5/8 x 9 5/8 in.)
Marco: 61 x 62 x 4 cm

Inventario

FM000295

Descripción

Joven palmera se enmarca en el ámbito de un conjunto de acuarelas sobre motivos naturales que Paul Klee realizó en 1929. Articula elementos formales que había investigado a partir de 1914 con aspectos originales que caracterizarán sus obras de estos años. Entre los primeros, el damero que configura el centro del motivo y es eje de la composición, extendiéndose en las prolongaciones de la planta, convertida de esta manera en una suntuosa flor. Entre los segundos, la composición del espacio en fragmentos que combinan los diversos elementos cromáticos, marcando simultáneamente tanto la diferencia entre unos y otros como su continuidad.

La composición formal se sirve, además, de otros recursos que no pueden ser ignorados, propios del artista. Cabe hablar del eco cromático, próximo al sonoro, musical, de las diferentes partes de la acuarela: los rosados de la parte superior de la palmera y su tronco, los leves amarillos de la planta y del espacio en el que se encuentra, los violetas y azules, en alguna ocasión degradados. La imagen reúne sencillez y belleza.

Nunca una planta fue tan artificial y, a la vez, tan natural. Éste es, quizá, el rasgo que marca de manera definitiva el arte de Klee: su capacidad para «inventar» una naturaleza verosímil, sin ocultar ——bien al contrario, haciéndolos explícitos—— los recursos de los que se sirve para lograrlo. De esta manera, responde en la práctica de su arte a la que fue una de sus ideas centrales: el artista como inventor de realidad, como su creador.

El análisis al que somete la planta es, por decirlo así, arbitrario; no responde a la configuración de la planta original, real, pero es convincente para el espectador, que, a partir de ahora, mirará las jóvenes palmeras de un modo diferente al habitual, consciente de la existencia de una organización, un orden plástico que Paul Klee ha hecho suyo.

Pero también conviene señalar la importancia que adquiere en la obra de Klee, y en esta acuarela de modo preciso, la fragilidad. La fragilidad del material utilizado y de la técnica empleada, pero también la fragilidad concebida como un valor estético. El artista rehuye la visión romántica de la naturaleza, cualquier tentación de transcendencia enfática o retórica, y se atiene a lo que parece un juego, de extraordinaria levedad, en una mirada que «descubre» casi sin decirlo, al pasar, las diferentes partes de la planta, su lugar en el espacio y en el firmamento, invitándonos a mirarla con una perspectiva nueva, creadora.

[Valeriano Bozal]