Figura

Técnica

Lápiz de color y tinta sobre papel

Medidas

Papel: 19 x 34 cm
Marco: 47,5 x 62,5 x 4 cm

Inventario

FM002453

Descripción

En el verano de 1927 tiene lugar, en la Feria de Muestras de Gijón, la primera exposición individual de Maruja Mallo, en la que muestra una serie de óleos —Verbenas, El mago, Elementos de deporte, La isleña— junto a un conjunto de estampas de tema variado. Esta muestra puede considerarse como un avance, o ensayo general, de la futura presentación en Madrid. Desde el mes de agosto de 1927, en que su amigo José Díaz-Fernández escribirá por primera vez sobre su pintura, hasta mayo de 1928, cuando tiene lugar su exposición en los salones de la Revista de Occidente de Madrid, Maruja Mallo seguirá pintando obras que enriquecerán su próxima muestra e irá enseñando sus cuadros a pintores, críticos y escritores amigos. Así, a lo largo de 1928 se sucederán en la prensa española una serie de estudios sobre su pintura que preludian y anuncian la próxima exposición. Cuando ésta tiene lugar, la expectación creada es inmensa y el éxito está asegurado.

La muestra que presenta Maruja Mallo en Madrid, titulada Cuadros y Estampas, es diversa en cuanto a temas y ecléctica en cuanto a formas, pudiendo dividirse en cuadros y estampas de temas populares, escenas de playa y deporte, y estampas cinemáticas y de maniquíes. Es una mezcla de «dinamismo y solidez plástica y matemática», como precisa Luis G. de Valdeavellano en su crítica a la exposición, en la que también señala que Maruja Mallo solo acepta tres normas y fuentes: «lo popular, lo preciso y lo cinemático» (La Época, Madrid, 2 junio 1928).

Manuel Abril, más descriptivo en su crítica a la muestra, establece e identifica las distintas gamas y conceptos aplicados por la artista. Si se refiere a las estampas populares, «el color del cuadro vuelve a tomar alegrías colorinescas de juguete»; y si habla de las escenas de playa, apunta que las calidades de los cuadros son «de arena, teñida por el azul del mar, o de tierras cocidas por el fuego». Respecto a las estampas cinemáticas, Abril resalta la tonalidad buscada por Maruja Mallo: «todo es incoloro y aséptico, bruñido y matemático, todo se ha desinfectado, la luz es de quirófano, la frialdad de níquel, la opacidad de caucho comprimido, la exactitud de máquina de calcular» (Revista de Occidente, Madrid, julio 1928).

Esta Estampa, realizada en el mes de febrero de 1928, pertenece a esa tercera y última norma o fuente de lo cinemático. En su tratamiento del color encontramos la gama fría de azules y de tonos pálidos; esa «luz de quirófano» y esa sensación final de «desinfectado». En su tratamiento plástico, la descomposición y los juegos de planos responden a la frialdad y geometría >que busca Maruja Mallo en su retrato de la decadencia y putrefacción de la época: elementos de laboratorio —probetas, ojos de cristal— mezclados con maniquíes, máscaras y antifaces, y con ángeles sobrevolando; una imaginería al tiempo científica y popular, podríamos decir.

Muchos años después, cuando vuelve a exponerse esta Estampa (Surrealismo en España, Galería Multitud, Madrid, 1975), Maruja Mallo la rebautizará con el largo y descriptivo título de Los ojos de Luis Buñuel sobre la mesa, custodiados por Rafael Alberti, José Bergamín, Federico García Lorca, la Virgen del Pilar y Pablo Neruda; un título que no se corresponde en primera instancia con la imagen de esta «estampa cinemática», y que solo podemos considerar como la evocación de un tiempo ya pasado que la artista quiso rememorar y honrar.

[Juan Pérez de Ayala]