L’home del banjo / El hombre del banyo

Técnica

Lápiz de color, grafito y tinta marrón a pluma sobre papel cuadriculado

Medidas

Papel: 19,8 × 15,5 cm (7 13/16 × 6 1/8 in.)
Marco: 60 x 40 x 4 cm

Inventario

FM000323

Descripción

En el año en que está fechado el dibujo, 1928, Sandalinas expuso en el III Saló de Tardor, en la Sala Parés de Barcelona. Para entonces, su conocimiento del cubismo ya se había afianzado como presencia alternativa a su figuración de corte más metafísico y surreal. Sin embargo, en la obra del artista, la cronología y la evolución no son lineales, pues reaparecen formas y maneras a lo largo de su carrera; además, él mismo dató muchas de sus creaciones en fecha bastante tardía. En 1920 hubo una exposición de la vanguardia francesa en las Galeries Dalmau de Barcelona que incluía a cubistas y fauves, además de a Sunyer y Miró, aunque la presencia del cubismo en la capital catalana ya había sido una realidad desde la famosa exposición pionera de 1912 en la sala Dalmau.

En la obra de Sandalinas, el cubismo se manifiesta en diversos momentos, en algunos casos más próximo al Picasso sintético y en otros más cerca del constructivismo. En este dibujo, la huella cubista se enlaza íntimamente con la intencionalidad figurativa. El perfil del personaje se completa como forma única, siendo la cabeza la que muestra la descomposición formal de los planos. La figura sigue fiel al gusto del pintor por alargar las formas, concediendo gran relevancia a las manos, una de las cuales —la que sujeta el mástil del instrumento— combina en sus dedos el naturalismo con la más estricta geometría. El diferente tratamiento que sufre la cabeza respecto al resto del cuerpo caracteriza también otras muchas de sus obras, en las cuales la cabeza casi desaparece, convirtiéndose en un pequeño círculo con un ojo, o un plano triangular, o incluso desapareciendo del todo. En este dibujo, el cuello inclinado introduce el dinamismo de la diagonal en una composición bastante estática. La cara se dibuja fuera del espacio que le correspondería, estableciendo un juego de forma interior-exterior. El motivo es de raigambre cubista y remite a las múltiples representaciones de bodegones y figuras con instrumentos musicales que empezaron a aparecer en obras de Braque y Picasso en los primeros años de este movimiento.

[Carmen Bernárdez Sanchís]